Durante milenios, el vino ha sido objeto de estudio y, por supuesto, disfrute. Las primeras evidencias parecen llegar del neolítico, según testimonios arqueológicos, y, con el hallazgo de tintes rojizos en una vasija del 5400 a. C., queda patente la existencia del vino tinto en las civilizaciones antiguas.
En el artículo de hoy vamos a dar un repaso al caldo más consumido en todo del mundo, y no sin motivo.
El que vino al mundo y no toma vino, ¿a qué vino?
Hemos decidido utilizar esta cita de Bernardo Piuma, que nadie sabe quién es, por cierto, para encabezar una sección con los beneficios del vino, tanto blanco como tinto.
Lo habrás oído en alguna ocasión, sobre todo a tus abuelos; «El médico me ha recomendado tomar un vaso de vino para estar sano». La gracia es que detrás de ese vaso solía llegar otro vaso para asegurarse de que le sentaba bien.
Cosas de abuelos.
Pero más allá de la anécdota, es cierta la afirmación del médico, ya que el vino, sobre todo el tinto, tiene una serie de beneficios para la salud que, cuando los conozcas, te harán replantearte su consumo (moderado por supuesto).
Fortalece los huesos
Aunque parece ser que tiene un mejor resultado en mujeres. Beber vino tinto tiene un efecto muy positivo en la densidad mineral ósea. O sea que ya sabes; si eres mujer, deberías empezar con las catas.
Dato; la cerveza también produce el mismo resultado.
No nos lo inventamos, pregunta a la Universidad de Tufts (Boston, Estados Unidos).
Previene la depresión y ayuda a prevenir la demencia, se recomienda para la memoria y, además, retrasa el envejecimiento.
Así es: un vaso de tinto al día, te da alegría o, al menos, reduce la propensión a ser diagnosticado de depresión (e incluso demencia en el futuro), mantiene tu memoria en buen estado y, gracias a sus antioxidantes y vasodilatadores, te mantiene joven dentro de lo materialmente posible.
Puede generar algún que otro chiste, pero el efecto es real. Quizá lo has visto en la televisión; se relaciona la paz y la tranquilidad con el vino. ¿Quieres ejemplos? Vamos a ello.
Llueve en la calle, así que libro, mantita y… copita de vino; ¿noche antiestrés?, baño de espuma relajante y… copita de vino; una tarde soleada, los niños juegan en el jardín con el perro, la madre se acerca a la ventana con una sonrisa… y su copita de vino en la mano.
Como ves, el vino está relacionado con el bienestar.
Disminuye la posibilidad de padecer cáncer de colon
Bajando al 50% la tasa de aparición de tumores intestinales. Esto, sin duda es de gran relevancia, sobre todo teniendo en cuenta que en la actual sociedad de falta de tiempo y estrés tendemos a consumir productos ultraprocesados, de los cuales hay pruebas fehacientes que los relacionan con diversos tipos de cáncer.
Es para pensárselo.
Y para empezar cuanto antes a consumir productos frescos.
Protege contra las quemaduras solares y disminuye el colesterol.
Y tú pensando que con el aftersun ya ibas bien… Cualquier derivado de la uva contiene flavonoides que inhiben la formación de especies reactivas de oxígeno que dañan las células de tu piel.
Por lo que no estaría de más si con la crema solar no «sientes» una protección infalible. Vasito de vino, cremita y al sol.
Por último, algo que ya sabes…
Reduce el riesgo de ataque cardíaco hasta en un 30%, que no es poco. Por supuesto, esto se debe a sus antioxidantes.
…y algo que te sorprenderá
¡Previene la ceguera!
Con la edad, los vasos sanguíneos del ojo crecen perdiendo el control, por decirlo de alguna manera; eso causa ceguera.
El agente que obra esta «magia» es el resveratrol, que es un fitonutriente antioxidante.
¿Qué te parece?
A día de hoy, el vino tinto de calidad es fácil de encontrar. Por fortuna, vivimos en un país con una capacidad productiva de caldos que cautivan a propios y extraños alrededor de todo el planeta.
Bebe vino, con moderación, por supuesto, y disfruta de la oferta que puedes encontrar en España: Denominaciones de Origen de Castilla-La Mancha, Rioja, Ribera del Duero, y otras sesenta y siete a lo largo y ancho de la Península Ibérica, te esperan para enamorarte y cuidar de tu salud.
¿Por dónde vas a empezar?