Seguro que lo has oído alguna vez: de este animal se aprovecha todo. Tanto por su aporte de proteínas (alrededor de 20 gramos por cada 100), como por lo jugosa que es; esta carne tiene diversos usos que alrededor del mundo han sabido aprovechar, sobre todo si hablamos del cerdo ibérico, tan cotizado en todo el planeta.
De una forma u otra, la carne de cerdo está presente en cada semana en nuestra mesa, ahora verás por qué.
Oreja de cerdo
En España, la oreja es una tapa clásica que se sirve de diferentes formas y con diversos aliños. Si bien, es cierto que por su textura gelatinosa no se la tiene en cuenta a menudo en la preparación de platos propiamente dichos más allá de la tapa.
Cabeza
Muy jugosa, está compuesta por el morro, las orejas y las carrilleras. Asada es espectacular, de ahí que la forma más típica de consumirla sea así.
Aguja
Esta carne se encuentra en lo que sería la cruceta, es decir, la parte superior del cuello que comienza a tocar con las primeras costillas. Es una carne jugosa, gracias a la grasa de la zona, que queda muy melosa al ser cocinada. Una delicia.
Presa ibérica
Archiconocida por ser de las partes más sabrosas del cerdo. Se puede cocinar de varias maneras, siempre quedará bien.
Pluma de cerdo
Se encuentra antes del lomo, más cerca de la cabeza. Tiene un sabor extraordinario y a la brasa, con sal gorda, es un jugoso manjar difícil de igualar.
Lomo
El recurso favorito cuando se tiene poco tiempo para cocinar. Gusta a niños, adolescentes, adultos y ancianos por su sabor y facilidad de masticación. Tiene poca grasa, ya que es una de las partes magras del cerdo, y se puede cocinar de infinitas formas.
Solomillo de cerdo
Que es como el lomo, pero mucho más sabroso. Tiene un aroma fácilmente reconocible, una textura suave y, por supuesto, un sabor que quita el protagonismo a cualquier ingrediente que lo acompañe.
Rabo
La cocina tradicional española usa el rabo de cerdo muy a menudo. Es un producto muy gelatinoso muy común en tapas; por otro lado, aporta a los guisos una textura especial.
Jamón
Habitualmente consumido sin cocinar (curado), el jamón goza de popularidad en todo el mundo, ya sea cocido, curado o asado.
Costilla
Magro, grasa y hueso, la combinación perfecta. La costilla de cerdo triunfa allí donde se presenta, ya sean lentejas, paellas o barbacoas. Este producto es la apuesta ganadora sin margen de error.
Panceta
Bacon, tocino… También se llama así. Es una de las partes con más grasa del cerdo. Su grasa se pueden utilizar para dar sabor a cualquier plato.
Un detalle a tener en cuenta es que se puede cocinar sin necesidad de emplear aceite, su propia grasa es suficiente.
Secreto de cerdo
Por todo el mundo conocido, el secreto es una parte magnífica del cerdo. Es fácilmente reconocible por su veteado singular, que le proporciona una jugosidad excelente.
Paleta
De sabor parecido al jamón, como embutido tiende al salado. La paleta de cerdo son las patas delanteras, por cierto; de ahí la analogía con el jamón.
Presa de paleta
De una zona junto a la paleta, la escápula, forma parte del inicio del lomo; esta parte tiene más cantidad de grasa, lo que hace de ella una pieza suculenta, deliciosa.
Codillo
Su nombre indica lo que es; el codo del cerdo. Es la parte de cerdo con el sabor más fuerte y, por su composición, cocinarlo bien lleva tiempo. De ahí su uso especialmente destinado a los guisos.
Carrillada de cerdo ibérico
Magra y tierna, jugosa y deliciosa. La carrillera procede de la mandíbula del cerdo; estofada, se deshace en la boca.
Si es por opciones… El cerdo las tiene todas
El cerdo se adapta a cualquier preparado que tengas en mente. Su carne es considerada blanca por su relativo bajo contenido en grasa, lo que hace de ella una apuesta sana en tu dieta. Por lo que deberías aprovechar y conocer las bondades de sus productos… Y ya nos contarás qué parte te gusta más.